NUNCA ES TOO MUCH
nace de un sueño.

El sueño de una niña como tú.

Paula

Una niña que imaginaba lo imposible para su futuro, que se sentía capaz de todo.

Creció en una casa de paredes naranjas y cuadros extravagantes. Hija de artista, con una rutina de manualidades y arte.

Esa niña se llamaba Paula.

Y esa niña creció.

A los 8 años ya hacía anillos con alambres y abalorios.

Que en diferentes partes de su vida soñó con ser modista, escritora, diseñadora…

Hasta que un día entendió que no tenía que elegir solo una cosa.

A los 25 abrió un camino que, sin esperarlo, se convertiría en esta marca.

Empezó haciendo pulseras como un ejercicio de desconexión, concentración y expresión.

Volver a crear con las manos fue medicina.
Un acto de amor propio.

Creando joyas

Porque NUNCA ES TOO MUCH nace de la necesidad de expresarse.
De convertir la emoción en forma, en color, en joya.

Cada pieza es un pequeño grito de libertad, hecha en el garaje de su casa, con materiales comprados en comercios locales.

Es un refugio artesanal para quién necesita recordar que su forma de ser también merece espacio.

Porque nunca serás demasiado por ser quién eres.
Y la complejidad de tu esencia es lo que te hace única.

NUNCA ES TOO MUCH. Y tú tampoco.

— Porque a veces, para hablar de una artista,
hace falta otra mirada.

Prólogo escrito por Núria Vega:
la hermana que la ha visto crecer, soñar y crear.

Descubre joyas hechas para quién siente que su esencia no encaja en moldes

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